CÓMO AYUDAR A NUESTRO HIJO CON TDAH

Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH)
Guía para padres
Imagínese vivir en un caleidoscopio de rápido
movimiento en el cual sonidos, imágenes y pensamientos están en constante
movimiento. Aburrirse fácilmente, sin poder concentrarse en las tareas que
necesita cumplir. Distraído con imágenes y sonidos sin importancia, de manera
que su mente lo lleva de un pensamiento o actividad al siguiente. Quizás esté
tan envuelto en un collage de pensamientos e imágenes que no se da cuenta
cuando alguien le habla.
|
Para muchas
personas, esto es lo que significa tener el Trastorno por Déficit de Atención
con Hiperactividad o TDAH. Quizás no pueden sentarse quietos, planificar de
antemano, terminar tareas o estar plenamente conscientes de lo que está
ocurriendo a su alrededor. Para sus familias, compañeros de clase o profesores
pueden parecer estar en un remolino de actividad desorganizada o desenfrenada.
De repente en algunos días y en algunas situaciones, pueden parecer estar bien,
llevando a los demás a pensar que la persona con TDAH en realidad puede
controlar estos comportamientos. Como resultado de esto, el trastorno puede
arruinar las relaciones de la persona con los demás, así como perturbar su vida
diaria, consumir energía y disminuir su autoestima.
El papel de los padres resulta
imprescindible para la recuperación del niño hiperactivo. Los padres
representan la fuente de seguridad, los modelos a seguir, el reflejo mismo de
lo que los hijos sienten que son, la base fundamental sobre la que construyen
su propia escala de valores y el concepto de disciplina y autoridad. De los
padres depende en gran medida, la mejor o peor evolución de la sintomatología
que presenta el niño hiperactivo.
Un niño hiperactivo necesita una familia:
§ Con
unas normas claras y bien definidas
§ Con
una exigencia adaptada a la medida de sus posibilidades.
§ Con
un ambiente ordenado, organizado, sereno, relajante y cálido.
§ Que
reconozca el esfuerzo realizado por el niño.
§ Que
le anime y contenga; sin una sobreprotección excesiva.
§ Que
le haga demostraciones de cariño, como besos, caricias, etc. Los niños
hiperactivos necesitan el contacto físico y el afecto.
§ Que
le ayude a situarse y organizarse, pero sin dejarse manipular por sus
caprichos.
§ Que
mantenga los límites educativos de forma racional, estable e inamovible.
§ Que
le dé una alimentación adecuada. Es importante que vaya al colegio habiendo
recibido el aporte vitamínico suficiente.
§ Un
diagnóstico temprano de la situación en la que se encuentra su hijo/a.
§ Información
clara de qué es el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad.
§ Información
sobre el grado de afectación de su hijo.
§
Tener presente que el problema tiene
solución, pero que, de no tomar las medidas oportunas, irá creciendo en los
próximos años.
§ Prestar
atención al niño, escuchándole y hablándole con calma. Explicarle cuál es su
problema y cuáles son sus planes para ayudarle a superarlo.
§ Disponer
del asesoramiento adecuado sobre aspectos educativos generales. Si el problema
del niño afecta a su rendimiento escolar es imprescindible que los padres
mantengan frecuentes entrevistas con el profesor para tratar de determinar y
conjuntar los procedimientos de ayuda.
En manos de los
padres está:
§ Coordinar
el intercambio de información entre el neurólogo, el orientador y el profesor
de aula.
§ Proveer
de un ambiente familiar estructurado. No
activar al niño con su comportamiento.
§ Poner
límites educativos correctos, adecuados a la capacidad del niño.
§ Favorecer
la autonomía personal del niño.
§ Crear
buenos hábitos de estudio.
§ Conocer
los intereses del hijo ya que pueden utilizarse como elementos motivacionales
para potenciar su aprendizaje.
§ Modelar
conductas reflexivas.
§ Reforzar
su autoestima. Reconocer su esfuerzo y estimularle,
destacando los aspectos positivos de sus actos por limitados que sean.
§ Generalizar
la utilización de autoinstrucciones.
§ Favorecer
el contacto controlado con otros niños.
§ Saber
que el trabajo es mucho y que se necesita mucha constancia.
Veamos cada uno de
estos aspectos de forma detallada.
El
problema de la hiperactividad es un problema multidimensional que requiere de
la intervención de varios especialistas. La coordinación de la información que
recibe cada uno de ellos compete principalmente a los padres. Debemos pensar
que la cantidad de medicación que recibirá el niño dependerá en gran medida del
informe de los padres y el profesor sobre el comportamiento del niño en las
últimas semanas. Sin embargo, en muchos casos, la valoración de las mejoras se
realiza de un modo informal y el neurólogo debe basarse en lo que los padres
recuerdan del comportamiento del niño en las últimas semanas.
Para
mejorar los canales de comunicación entre los especialistas sería de utilidad
seguir algunos consejos:
§ Anote
en un diario los sucesos significativos del día y valore, con la mayor
objetividad posible, el comportamiento del niño desde que llega a casa hasta
que se acuesta. No es necesario extenderse de una forma exagerada ni
obsesionarse registrándolo todo.
§ Es
importante que registremos si se producen variaciones en la medicación y que
dejemos un espacio para anotar, en caso necesario, si el niño ha tenido
problemas de salud. Los niños hiperactivos con frecuencia se alteran mucho
cuando están incubando alguna enfermedad.
Para
una valoración justa de la efectividad de la medicación debemos tener en cuenta
que, en la mayoría de los casos, las dosis utilizadas están pensadas para que
su efecto se mantenga únicamente durante la jornada escolar. Por este motivo
resulta imprescindible que el profesor registre el comportamiento del niño en
el aula, en especial durante las primeras semanas en las que el neurólogo
tratará de adecuar la dosis.
Antes
de acudir al neurólogo o al psicopedagogo, los padres deberán ponerse en
contacto con el profesor para recoger información reciente y el registro de
conducta de las dos primeras semanas de medicación. Después, una vez ajustada
la dosis, no es necesario que el profesor siga tomando nota de forma
sistemática a menos que el neurólogo proponga alguna modificación.
Otro
canal de comunicación entre padres y profesores es la agenda escolar. En la
actualidad, los niños utilizan una agenda para apuntar los deberes a realizar.
El profesor y los padres pueden utilizar esta agenda para comunicarse de forma
efectiva y rápida cada día, pero es muy importante tener en cuenta que esta vía
de comunicación es también compartida por el niño y que éste es muy sensible a
lo que se diga de él. Su actuación se modificará positiva o negativamente en
función de estos comentarios. Por este motivo, la agenda debe servir única y
exclusivamente para resaltar su buen comportamiento o para recordar
instrucciones, pero nunca para anotar aspectos negativos.
Proporcionar un ambiente familiar estructurado
Lograr
un ambiente familiar estructurado es una de las condiciones más difíciles de
conseguir. La familia de un niño hiperactivo necesita una organización y una
estructuración muy clara, sin embargo, algunos aspectos dificultan que sea así:
1. En algunas
ocasiones por lo menos uno de los padres es un adulto hiperactivo al que a su
vez le cuesta organizarse, ser ordenado y no alterarse.
2. Los padres
suelen mostrar mucha ansiedad ante las dificultades con las que se encuentra su
hijo.
3. En ocasiones las
expectativas no son las adecuadas para el niño. Se le exige mucho en unos
aspectos y se le sobreprotege en otros.
4. El niño
hiperactivo es más difícil de llevar si no se tienen unos límites educativos
claros y consistentes.
5. Los padres ponen
frecuentemente un límite a las malas costumbres (le llaman a bañarse y si no
viene, le obligan a hacerlo), pero no en el momento adecuado (le llaman 10
veces antes de ir a por él), lo que provoca que apliquen los límites, cuando ya
están hartos, en momentos de descontrol emocional.
6. Muchos padres no
prevén situaciones de alto riesgo por lo que no pueden evitar el mal
comportamiento de sus hijos. En el cuadro siguiente se reflejan algunas
sugerencias a modo de ejemplo.
SITUACIÓN
|
PREVENIMOS
|
§ Si
vamos a estar en la sala de espera.
§ Un
viaje largo en coche
§ Es
muy lento vistiéndose por la mañana y además se despista con nada.
§ Se
acuerda de las cosas a última hora.
§ No
le gusta hacer deberes, porque se pierde los dibujos favoritos.
|
§ Llevamos
lápices, un cuaderno y un coche.
§ Nos
hacemos con un libro de juegos para coche y cintas con cuentos y hacemos
paradas suficientes antes de que se altere.
§ Mejor
despertarle 15 min. antes y así, todos más relajados.
§ Preparamos
la mochila por la noche y le acostumbramos a que utilice una agenda.
§ Grabamos
los dibujos y los ve después si da tiempo
|
Cómo pueden los
padres evitar problemas, previendo situaciones conflictivas, cuando conviven
con un niño hiperactivo.
7. Las exigencias
no están en consonancia con la capacidad del niño. Veamos algunos ejemplos.
§ Estar
3 horas haciendo la compra en un gran centro comercial después de una jornada
escolar no pronostica nada bueno.
§ Viajes
largos sin hacer suficientes paradas.
§ Una
visita a un restaurante pretendiendo que esté sentado el tiempo que dura el
tomar nota, esperar y comer tres platos.
§ Una
fiesta de cumpleaños en un burguer con 8 niños.
§ Avisarle
con demasiada anticipación de acontecimientos emocionantes (los reyes, la
llegada de un hermanito, un viaje, la llegada de sus primos, etc.).
§ Hacer
cola en el parque de atracciones.
§ Pedirle
que se responsabilice de sus deberes cuando no tiene responsabilidades más
sencillas en las actividades de casa (vestir- se, comer solo, ducharse, recoger
el cuarto...).
§ Ir
de compras con mamá toda una mañana.
§ Aceptar
su promesa de que no va a sacar en clase los juguetes que le dejas llevar de
casa.
No activar al niño con su comportamiento
Al
analizar las características del niño hiperactivo no es difícil darse cuenta de
que estos niños tienen una facilidad extraordinaria para activarse y mucha
dificultad para inhibirse y controlarse. Por este motivo son niños más
vulnerables a la influencia del entorno. Si el entorno es estresante, si los
gritos son frecuentes, si el ambiente es desorganizado, es muy probable que su
inestabilidad se manifieste en forma de una hiperactividad incontrolada y una
excitabilidad muy marcada.
Los
padres pueden ayudar a crear un ambiente menos estresante y más relajado para
que el niño se conduzca más templadamente, pero a menudo se encuentran con la
dificultad de que educar a un niño hiperactivo conlleva una dificultad extra
que en muchas ocasiones les hace perder los nervios.
Pueden ser útiles
los siguientes consejos:
1. No grite. Los
gritos proceden en casi el 100% de los casos de intentos infructuosos de
controlar la conducta del niño. En la gran mayoría de las
situaciones, lo único que consiguen los gritos es alterar al niño y hacer que
se acostumbre a que un grito no implica mayores medidas de disciplina.
2. Dele la consigna
al niño una vez, dos, por si no ha oído y si, aún así no responde, vaya a
buscarle y, sin chillar, oblíguele a hacer lo que se le ha pedido.
3. No le dé
demasiadas órdenes al mismo tiempo, se liará y no hará ninguna.
4. Cree hábitos en
casa. Si el niño se acostumbra a la rutina de, ducharse, secar el agua que ha
caído fuera del baño y llevar la ropa sucia a lavar, se ahorrará perseguirle
todos los días. Exíjale siempre las mismas rutina y ayúdele registrando su
buena conducta cada vez.
5. No razone en
exceso sus demandas. Si usted es de las personas que cree que tiene que razonar
y explicar siempre el porqué de sus demandas a sus hijos, corre el riesgo de
extralimitarse y que éstos le tomen el pelo. Se razona una vez y si no se
cumple, se les pide que lo hagan sin más contemplaciones.
6. Recuerde que los
castigos se deben cumplir siempre. No amenace con algo que no pueda cumplir.
Para ello, el mejor truco es, en un momento de enfado y ofuscación decirle al
niño: «esto que has hecho no me ha gustado nada, vete a tu cuarto y después
hablaremos del castigo que tendrás». De ese modo, nos dará tiempo a calmamos y
a recapacitar sobre el castigo más adecuado.
Poner límites educativos claros y adecuados a la capacidad del niño
El
grado de autocontrol que tienen los niños depende, en gran medida, de la
actitud de los padres. El autocontrol como la tolerancia al dolor se educa.
Todos hemos oído casos de niños que a muy corta edad han sido operados en
tantas ocasiones que cuando sus padres les dicen que van al hospital cogen su
osito y no muestran mayor rechazo. Con la capacidad para tolerar frustraciones
y para autocontrolar las expresiones de agrado o desagrado sucede lo mismo. Un
niño puede haber aprendido que cuando papá dice que no, esa decisión es
inamovible, pero también puede saber que se le permitirá gritar, protestar y
tirarse al suelo para mostrar su frustración sin que nadie le pare los pies. El
grado de autocontrol y de tolerancia a la frustración está muy relacionado con
la capacidad de la familia para hacer respetar su autoridad. La familia del
niño hiperactivo tiene más razones para saber que debe poner límites educativos
claros y que sean adecuados a lo que el niño puede ofrecer.
Favorecer la autonomía personal del niño
A
muchos padres les preocupan los problemas de atención en clase de los niños
hiperactivos, pero muy pocos se dan cuenta de que sobreprotegerles en casa no
ayuda a entrenar estos procesos de atención. Veamos un ejemplo:
José
tiene 12 años y un cuadro de déficit de atención
con hiperactividad. Cuando llega del colegio, entra en casa como un vendaval,
deja la cartera en la entrada y el abrigo en el primer lugar que encuentra.
Después exige, sin demora, el bocadillo. Tras la merienda, mamá recoge el
abrigo, lo cuelga en el armario y lleva la cartera de José a su cuarto. A veces
le regaña diciendo: «Eres un desastre, siempre lo dejas todo por ahí tirado».
Cuando consigue que José acuda al cuarto, la madre saca los libros del colegio,
lee la agenda y dispone los materiales para que José haga los deberes. Después,
se sienta a su lado para ayudarle. Tras los deberes, mamá le dice a José que se
ponga el abrigo que esta en el armario para ir de compras.
Esta
situación suele ser muy frecuente en la mayoría de los hogares. Recoger el
abrigo de José no le ayuda a que la próxima vez recuerde dónde lo dejó. ¿Cuál
debe ser el comportamiento de su madre? En primer lugar, no recoger lo que José
ha tirado. Si a la hora de salir, no recuerda dónde lo dejó, podemos ayudarle
dándole pistas como: «piensa dónde lo dejaste al entrar». De ese modo, José
tendrá que retroceder mentalmente sobre sus pasos para descubrir dónde
«inconscientemente» lo tiró. Este ejercicio de concentración, además de
favorecer su maduración, le hará tener más en cuenta dónde deja las cosas la
próxima vez. Si cuando llego a casa puedo dejar el abrigo tirado en cualquier
lado y «milagrosamente» aparece en el armario, no tengo la necesidad de prestar
atención a lo que hago. Mi conducta no tiene consecuencias en el tiempo. Yo
puedo tirar el abrigo sin fijarme dónde porque este hecho no va a tener
trascendencia después. Simplemente, cuando lo necesite alguien me recordará:
primero, que lo necesito y, segundo, dónde puedo encontrarlo.
Es útil darle
pequeñas responsabilidades. Hacer participe al niño de las tareas domésticas
que pueda realizar según sus capacidades. Cualquiera de los padres puede enseñarle
directamente actuando de modelo y alabar al niño cuando intente actuar por sí
mismo.
Crear buenos
hábitos de estudio
Indudablemente
los consejos que ofrecemos a continuación, como muchos de los anteriormente
expuestos, no son útiles únicamente para niños hiperactivos. Todos los padres
tienen un papel decisivo en la creación de hábitos de estudio de sus hijos. A
continuación enumeramos algunos.
§ Establecer
una rutina de trabajo.
§ Acondicionar
el cuarto de estudio.
§ Entrenar
para que se acostumbre a trabajar solo.
§ Premiar
el ser capaz de adelantar materia de estudio.
§ Preparar
la mochila para el día siguiente.
§ Llevar
al día la agenda de estudio
§ Premiar
la conservación del material escolar.
Modelar conductas reflexivas
Cuando
hablamos de «modelar conductas reflexivas», nos referimos a hacer de modelo
reflexivo para su hijo. Como si de esponjas se tratara, los niños pequeños
imitan comportamientos, actitudes, valores, etc., de los adultos que les rodean
y dado que se encuentran emocionalmente más ligados a sus padres, es en éstos
en donde encuentran su modelo de imitación prioritario. El estilo reflexivo es,
por el mismo motivo, algo que puede aprenderse observando a los demás.
Los
estudios sobre cómo influyen los modelos en el comportamiento de
los niños, reflejan que un modelo que lo hace todo bien
siempre es menos efectivo, es decir, es menos imitado por los
niños, que un modelo que comete un error, rectifica y sale con bien del asunto.
En ese sentido, los padres tienen en su poder un arma que, bien utilizada,
puede ayudar a su hijo hiperactivo a evolucionar más favorablemente.
También
es sabido que cuanto más semejante sea el modelo al propio niño más probable es
que éste se fije en él y lo imite. Un video de un niño del mismo sexo y edad
suele tener un efecto más intenso en el sujeto que lo observa. Pero, ¡cuidado!,
cuando hablamos de modelos a imitar, no queremos decir que debamos someter a un
niño a un sinfín de comparaciones con otros niños de su edad que poseen mejores
actitudes. La comparación que implica «tú lo haces mal, fíjate en éste cómo lo
hace bien», resulta muy contraproducente, mucho más si se hace entre hermanos
entre los que existe una rivalidad natural por destacar ante los padres. El
niño se sentirá menospreciado, rechazará al modelo y tratará de proteger su
autoimagen negando la realidad. La utilización de modelos debe hacerse sin una
actitud crítica hacia el niño, simplemente le exponemos a modelos correctos
para que, si lo desea, se fije en ellos. Nunca le diremos que lo hacemos con la
intención de que aprenda a comportarse.
Reforzar su autoestima
Llamamos
autoconcepto a la imagen que tenemos de nosotros mismos y autoestima a la
medida en que esa imagen nos gusta o no. La autoestima puede ser positiva, si
la imagen que tengo de mí mismo me gusta y la acepto, o negativa, si la imagen
que tengo de mí mismo no me gusta y la rechazo.
Los
padres pueden ayudar a que un niño tenga un autoconcepto de sí mismo
equilibrado, es decir, adaptado a su realidad, y una autoestima positiva.
Veamos algunos consejos:
1. Resaltar los
aspectos positivos de su conducta
Una
de las tareas más difíciles que deben abordar los adultos que conviven con un
niño hiperactivo es la de destacar los aspectos en los que va mejorando y
ayudarle a aceptar sus errores. En la mayoría de las ocasiones, o bien
destacamos demasiado sus comportamientos negativos (mucho más frecuentes que en
otros niños), o bien tratamos de encubrirlos ante los hermanos o 1os compañeros
de clases adoptando una postura sobreprotectora.
En
el primer caso, debemos recordar que los niños hiperactivos tienen muchas más
probabilidades de llamar la atención por su comportamiento negativo que
positivo. Si no estamos al tanto de sus pequeñas mejoras para reforzarlas (con
un comentario, una caricia, un rato de atención, etc.), podemos estar
contribuyendo a que esa atención que necesita, la encuentre por una vía
negativa.
Si
nuestra tendencia como padres, por el contrario, es a ser excesivamente
protectores, debemos pensar en qué actitudes debemos cambiar. Nos mostramos
sobreprotectores si disculpamos el comportamiento del niño, ayudándole a
echarles la culpa a los demás (a otros niños o al profesor) o encubriendo sus
faltas (poniéndole notas de disculpa por no haber hecho los deberes, actuando a
espaldas del padre/madre, levantándole castigos, etc.). Si actuamos de este
modo estaremos transmitiendo un mensaje de incapacidad a nuestro hijo. Algo
parecido a lo siguiente: «déjalo cariño, no te creo capaz de enfrentarte mañana
con tu profesor para decirle que no has hecho los deberes, vas a sufrir mucho,
eres débil y éste sería un sufrimiento demasiado grande para ti, yo te pondré
una nota diciendo que tuviste que ir al médico» o bien «déjalo, te está
saliendo fatal el dibujo, yo te ayudo y así sacarás buena nota» o «que papá no
se entere de que no has sido responsable, no le diremos que lo has perdido y
compraremos otro para sustituirlo, menos mal que está aquí mamá para
solucionarte los problemas, sin mí no eres nadie».
Una
actitud distinta sería la de la madre o el padre que dice a su hijo: «Si no has
hecho los deberes deberás decírselo al profesor, yo no te voy a ayudar aunque
llores, tú eres lo suficientemente responsable para saber que debías haberlos
hecho antes, yo te lo recordé y me dijiste que sí. Si no te da tiempo,
enfréntate a decírselo al profesor y apunta que, para la próxima vez, deberás
entretenerte menos con la TV.
No pasa nada, ¿qué puede ocurrir?, ¿que tengas que hacerlos
en el recreo?, eres fuerte y puedes soportar eso ¿no?» o «No, no voy a hacer
por ti el trabajo, tú puedes hacerlo solo, pero te daré una idea, ¿has pensado
en poner el despertador mañana temprano y levantarte para terminarlos?» El
mensaje de fondo es: «tú no me necesitas, eres fuerte, puedes soportar la frustración
de enfrentarte al profesor para decirle que no te organizaste bien y eres lo
suficientemente inteligente para aprender una lección de todo esto. No pasa
nada, has cometido un error, a todo el mundo le pasa, puedes aprender algo de
ello».
2. Ayudándole a
autoevaluar su conducta correctamente
La
mayoría de los niños hiperactivos son demasiado impulsivos, les cuesta
reconocer sus errores y analizan muy subjetivamente sus actuaciones y las
actuaciones de los demás. En numerosas ocasiones esto influye negativamente
en la creación de un autoconcepto adecuado, o bien, son niños que echan la
culpa de todo a los demás en un intento de protegerse de la inevitabilidad de
su destino o bien se culpan a sí mismos y a su incapacidad de todo lo que
ocurre. Estos últimos suelen presentar con frecuencia síntomas depresivos
asociados a los problemas escolares y de atención.
Los
padres pueden ayudar si:
§ Les
ayudan a recordar paso por paso lo que pasó.
§ Les
ayudan a interpretar las conductas de los demás y la suya propia.
§ Les
hacen reflexionar sobre qué otra actuación podría haber sido también
adecuada.
§ Finalmente
les ayudan a definir el problema.
3. Ayudarles a
aceptar sus limitaciones
En
muchas ocasiones damos por hecho que los niños por ser pequeños son incapaces
de aceptar la frustración que supone reconocer sus dificultades para hacer
algo. Sin embargo, su capacidad de adaptación emocional es, por lo general,
superior a la de los adultos. Podemos
mencionar aquí que en la mayoría de las ocasiones cuando un niño sufre leucemia
es más fácil que el chico acepte la enfermedad que lo hagan sus propios padres,
aunque esta actitud inicial más positiva se mantendrá animosa y luchadora sólo
si los padres luchan con él y le apoyan.
Generalizar la utilización de autoinstrucciones
Si
en el centro educativo o el terapeuta ha empezado a trabajar con
autoinstrucciones, los padres pueden colocar carteles similares en casa y ayudar
al niño a analizar las situaciones (tanto los deberes escolares como los
problemas diarios) utilizando esos mismos pasos.
Favorecer el contacto controlado con otros niños
Muchos
niños hiperactivos tienen dificultad para conseguir amigos o para mantener las
amistades. Los padres pueden ayudar a sus hijos de la siguiente forma:
enseñando a aumentar la cantidad y variedad de sus estrategias para
resolver situaciones sociales, favoreciendo el contacto controlado con otros
niños y ayudándoles a controlar las emociones en los encuentros con los
amigos para que el niño no estropee con su mal comportamiento el contacto.
Tratamientos para ayudar a personas con TDAH y sus familias a aprender a hacer frente al problema
La vida
puede ser difícil para niños con TDAH. Ellos son los que a menudo tienen
problemas en la escuela, no pueden terminar un juego y pierden amistades.
Pueden pasar horas angustiantes cada noche luchando para concentrarse en la
tarea y luego olvidarse de llevarla a la escuela.
No es fácil
hacer frente a estas frustraciones día tras día. Algunos niños liberan su
frustración actuando de manera contraria, iniciando peleas o destruyendo
propiedad. Algunos vuelcan su frustración en dolencias físicas (dolores de
cabeza o estómago, malestar físico). Otros mantienen sus necesidades y temores
en secreto para que nadie pueda ver lo mal que se sienten.
También es
difícil tener una hermana o hermano o compañero de clase que se enoja, te saca
los juguetes y pierde tus cosas. Los niños que viven o comparten un aula con un
niño con TDAH también se frustran. Pueden también sentirse abandonados en tanto
que sus padres o maestros tratan de arreglárselas con el niño hiperactivo como
puedan. Pueden sentir resentimiento hacia el hermano o hermana que nunca
termina sus deberes en el hogar o sentirse atropellados por un compañero de
clase. Quieren amar a su hermano y llevarse bien con su compañero de clase,
pero ¡a veces es tan difícil!
Es
especialmente difícil ser el padre de un niño que está lleno de actividades
descontroladas, deja desordenes, coge rabietas y no escucha o sigue
instrucciones. Los padres a menudo se sienten impotentes y sin recursos. Los
métodos usuales de disciplina, tales como razonamiento y retos no funcionan con
este niño porque el niño en realidad no elige actuar de estas maneras. Es sólo
que su autodominio va y viene. A raíz de pura frustración, los padres
reaccionan de forma inapropiada y su respuesta deja a todos más alterados que
antes. Entonces se culpan a sí mismos por no ser mejores padres. Una vez que se
diagnostica el niño y recibe tratamiento, algo de la perturbación emocional
dentro de la familia comienza a desvanecerse.
La
medicación ayuda a controlar parte de los problemas de comportamiento que
pueden haber llevado al tumulto familiar. Pero más a menudo, hay otros aspectos
del problema que la medicación no puede tocar. A pesar de que el TDAH
principalmente afecta el comportamiento de una persona, el tener el trastorno
lleva a repercusiones emocionales. Para algunos niños, el ser regañado es la
única atención que reciben. Tienen pocas experiencias que aumentan su sentido de
valor y competencia. Si son hiperactivos, a menudo se les dice que son malos y
se castigan por ser destructivos. Si son demasiado desorganizados y distraídos
como para terminar tareas, otros los pueden acusar de vagos. Si cogen juguetes
impulsivamente, interrumpen o empujan compañeros de la clase, pueden tener
problemas en la escuela.
A menudo,
el ciclo de frustración, culpa y enojo ha existido por tanto tiempo que llevará
algún tiempo para deshacerlo. Tanto los padres como los niños pueden necesitar
ayuda especial para desarrollar técnicas para manejar los esquemas de
comportamiento. En tales casos, los profesionales de salud mental pueden
asesorar al niño y a la familia, ayudándolos a desarrollar destrezas, actitudes
y maneras nuevas de relacionarse los unos con los otros.
En el
asesoramiento psicológico individual, el terapeuta ayuda a los niños o adultos
con TDAH a sentirse mejor respecto a sí mismos. Aprenden a reconocer que el
tener una incapacidad no refleja quiénes son como personas. El terapeuta también
puede ayudar a personas con TDAH a identificar y aumentar sus fuerzas, a hacer
frente a problemas diarios y a controlar su atención y agresión. En la ayuda
psicológica de grupo, las personas aprenden que no están solas en su
frustración y que otros quieren ayudar. A veces sólo el individuo con TDAH
necesita el apoyo de ayuda psicológica. Pero en muchos casos, debido a que el
problema afecta a la familia así como a la persona con TDAH, la familia entera
puede necesitar ayuda. El terapeuta ayuda a la familia a encontrar mejores
maneras de manejar los comportamientos perturbadores y promover cambio. Si el
niño es pequeño, la mayor parte del trabajo del terapeuta es con los padres,
enseñándoles técnicas para hacer frente a y mejorar el comportamiento del niño.
Existen
varios enfoques de intervención. Cada familia debe escoger el más apropiado a
sus necesidades:
·
La psicoterapia ayuda a personas con TDAH a
quererse y aceptarse a pesar de su trastorno. En la psicoterapia, los pacientes
hablan con el terapeuta acerca de pensamientos y sentimientos inquietantes,
exploran esquemas de comportamiento contraproducentes y aprenden maneras
alternativas de manejar sus emociones. Mientras hablan, el terapeuta trata de
ayudarlos a entender cómo pueden cambiar. No obstante, las personas enfrentando
al TDAH por lo general quieren conseguir controlar sus comportamientos
sintomáticos más directamente. De ser así, se necesitan intervenciones más
directas.
·
La terapia cognitiva-conductista ayuda a
las personas a trabajar asuntos más inmediatos. En vez de ayudar a personas a
entender sus sentimientos y acciones, la terapia los apoya directamente en
cuanto a cambiar su comportamiento. El apoyo puede ser asistencia práctica, tal
como ayudarle a que aprenda a pensar cada tarea y organizar su trabajo. O el
apoyo puede ser para fomentar nuevos comportamientos dando elogios o premios
cada vez que la persona actúa de la forma deseada. Un terapeuta
cognitivo-conductista puede usar tales técnicas para ayudar a un niño
beligerante a aprender a controlar su tendencia a pelear o a una adolescente
impulsiva a pensar antes de hablar.
·
El adiestramiento en cuanto a destrezas sociales también
puede ayudar a niños a aprender nuevos comportamientos. Aquí, el terapeuta
habla de y muestra comportamientos apropiados tales como esperar el turno,
compartir juguetes, pedir ayuda o responder a burlas, y luego le da la
oportunidad al niño de practicar. Por ejemplo, un niño puede aprender a
"leer" las expresiones faciales y el tono de voz de otras personas
para poder responder más apropiadamente. Ayuda a aprender a participar en
actividades de grupo, a hacer comentarios apropiados y a pedir ayuda. Enseña a
detectar cómo su comportamiento afecta a otros y a desarrollar nuevas maneras
de responder cuando está enojado o lo empujan.
·
Los grupos de apoyo conectan personas con
inquietudes en común. Muchos adultos con TDAH y padres de niños con TDAH pueden
encontrar que es útil unirse a un grupo local o nacional de apoyo. Los miembros
de los grupos de apoyo comparten frustraciones y éxitos, recomendaciones de
especialistas calificados, información acerca de qué funciona, así como
esperanzas en sí mismos y en sus hijos. El compartir experiencias con otros que
tienen problemas similares ayuda a las personas a saber que no están solas.
·
El adiestramiento en destrezas en cuanto al cuidado de
hijos, ofrecido por terapeutas o en clases especiales, les da a
los padres las herramientas y técnicas para manejar el comportamiento del hijo.
A pesar de
que a la mayoría de personas no se les va el TDAH con la edad, sí aprenden a
adaptarse y a vivir vidas plenas. Con combinaciones efectivas de medicación,
nuevas destrezas y apoyo emocional, las personas con TDAH pueden desarrollar
maneras de controlar su atención y minimizar sus comportamientos destructivos.
Mientras crecen, con la ayuda apropiada de parte de padres y consejeros, los
niños con TDAH se vuelven más capaces de suprimir su hiperactividad y
encauzarla en comportamientos más aceptables a nivel social, tales como ejercicio
físico o aceptar momentos de inquietud.
Medicación y Autoestima
La medicación ayuda a que las
habilidades naturales del niño se despejen de modo que permite que el desempeño
escolar y su comportamiento mejoren.
Pero, es importante elogiar al niño por su esfuerzo y no a la medicina
ya que sino el niño puede sentirse incompetente.
Es necesario que el niño se sienta
cómodo respecto al medicamento que debe tomar cada día. Pueden sentirse
diferentes respecto a sus compañeros o pensar que padecen algo serio. Para
ayudarle a ver la medicación de forma positiva:
·
Comparar las píldoras a las gafas,
aparatos de dientes y medicación para alergias que usan los demás niños de la
clase. Explique que su medicamento es simplemente una herramienta para
ayudarlos a concentrarse y a prestar atención.
·
Señalar que tiene suerte de que su
problema puede ser aliviado. Aliénteles a identificar maneras en las cuales el
medicamento les facilita el hacer cosas que les son importantes, tales como
mantener amistades y triunfar en la escuela y en el juego.
Organizaciones y asociaciones de TDAH en Madrid
APNADAH www.apnadah.org
AFHIP www.tda-h.com/afhip.html
AMADÁ www.amada.com.es
ANSHDA www.anshda.org
Comentarios
Publicar un comentario
TUS EXPERIENCIAS Y COMENTARIOS ENRIQUECEN EL BLOG